miércoles, 29 de marzo de 2017


Hoy vamos a tratar una novela muy conocida, “El nombre de la rosa” (título original Il nome della rosa en italiano), la cual fue escrita por Umberto Eco y publicada en 1980.



Umberto Eco fue un escritor, filósofo y profesor de universidad italiano. Fue autor de numerosos ensayos sobre semiótica, estética, lingüística y filosofía, así como de varias novelas, siendo El nombre de la rosa la más conocida.



Antes de tratar el aspecto filosófico que se esconde tras esta novela (que es lo que realmente no interesa tratar), veamos un breve resumen de la obra.


La novela relata una historia situada en el siglo XIV, en una abadía de la Orden de San Benito en Italia. La cual ha sufrido un hecho inexplicable: uno de sus monjes ha muerto de forma misteriosa. Para investigar este extraño suceso, piden ayuda a un fraile franciscano, fray Guillermo de Baskerville, que va a la abadía acompañado de su joven discípulo, Adso de Melk. Cuando Guillermo llega es llamado por el abad para que investigue el extraño suceso.
Guillermo de Baskerville, antiguo inquisidor, tiene una inteligencia que no concuerda con la humildad de un buen franciscano. Gracias a pensadores de la época como Roger Bacon y Guillermo de Ockham, promotores de la ciencia y el razonamiento lógico como un don divino, Guillermo de Baskerville va descubriendo los secretos de la abadía. En la abadía viven monjes que van de distintos lugares y acuden para poder acceder a libros que solo se encuentran en la biblioteca. Guillermo de Baskerville descubre que todos en la abadía ocultan algo: algunos, vicios de la carne, y otros, vicios del espíritu. Es precisamente la necesidad de conocimiento la que origina los trágicos acontecimientos. Por eso se guardaban con tanto cuidado algunos libros considerados como “prohibidos”, como es el de "Poética" de  Aristóteles, cuya única copia se encuentra en la Biblioteca, ya que el filósofo sostiene mediante sus ejemplos  que a través de la risa se puede dar gloria a Dios, mientras que Jorge de Burgos (uno de los monjes más viejos que habitan este monasterio) sostiene que la risa no es buena para el hombre; afirma que el libro incita a los hombres a perder el miedo al infierno y no necesitar a Dios. Este tipo de conocimiento aparece como un delito para la Iglesia Católica, en este caso representada por el “Venerable Jorge”.


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